¿Quién soy?

 

¡Hola! Mi nombre es Isabel, soy originaria del sur de Mexico, Artista Visual y Migrante.

Doy la bienvenida a quien quiera leerme. Mi intención con este blog es que quede evidencia de este ejercicio de escritura en donde compartir con libertad quien soy, mis inquietudes y pensamientos mas allá de mi trabajo como creadora visual. En este momento de mi vida en que ser migrante es parte de mi identidad, espacios virtuales como este son también puentes. Sin duda, la fuente vital de mi relación con la carrera en Artes Visuales es la necesidad de reconocerme interiormente, entonces cuando me preguntan si ¿soy yo la de las pinturas?, genelmente si, al menos en lo que llevo de producción en mi corta carrera, viajes a mi pasado, personas y seres que (también los perros y gatos) han sido fuertes influencias y los questionamientos que me hago en el presente y futuro. Además ¿qué trabajo creativo no es autorreferencial? Incluso cuando son encargos llevan mucho de lo que somos.

Actualmente me encuentro en una estapa de adaptación de reconfigurar la que soy en un país del norte global, los Estados Unidos, ha sido complejo desarrollar un sentido de pertenencia como un proceso que alguien como yo ha buscado de hace tiempo ya. Entonces, la decisión de emprender en las Artes Visuales es uno de una serie de cambios que inicié tiempo atrás.

Y ¿como me interesé y me encuentro actualmente acá buscando desarrollarme como artista y compartir este faceta con otros? La posibilidad de acudir a terapia me ha permitido dar pasos mas conscientes hacia mis motivaciones, recordar de dónde vengo y a dónde me gustaría ir ha sido impulso de esos saltos de fé y es por esto importante que empiece revisando mi historia y contexto.

Aclaro que no es mi intención juzgar la vida de mis padres, entiendo que ellos eran personas muy jóvenes cuando decidieron iniciar una familia y a su vez tienen su pasado siendo integrantes de familias mexicanas de multiples hermanxs con las propias condiciones de su tiempo, de valores católicos, jerarquícas, patriarcales, machistas, de escasez económica, inmersos en una sociedad moderna, de hegemonías y pensamiento binario. A mi mamá y papá los amo, extraño y procuro llevar una relación sana actualmente, su historia me importa porque he sido y soy con ellos, soy su hija.

Dicho esto, una de las situaciones que más han influído en mi vida es que mi madre y padre tuvieron una relación conflictiva y violenta desde que tengo memoria, era un ambiente inestable, los roles de mis padres fueron los tradicionales de una pareja heterosexual mexicana. Fui la primera de tres hijxs, me secunda otro hermano que fallece días después de nacer y mi hermano JR que nace casi seis años después, a quien ya de adultos visito en los EU y en una de estos viajes conozco a quien hoy es mi esposo y por lo que ahora me encuentro viviendo acá. La difícil situación en casa generó en mi una necesidad de protegerme y me convertí en una persona complaciente, hiperalerta para evitar o sortear el caos inesperado, esta identidad me ayudaría a sobrevivir y me evitaría el rechazo, paralizádome, huyendo y escondiendo todo el miedo que sentía. Tuve que desarrollar un sentido de control ante tanto caos y la forma en que externaba lo que sentía era a traves del enojo, lágrimas, la intolerancia, siguiendo a quienes parecían tener mas certezas y cumpliendo lo que sentía se esperaba de mí. Perdí gran parte de mi inocencia por el temor a no ser aceptada, en mi intento de ser madura, responsable y cumplir lo que se esperaba de mí, una hija mayor, era un andar inseguro siempre, esperaba a que me ofrecieran ayuda, no la pedía, sin voz, me sentía sola e invisible, era hipercrítica conmigo misma, no sabía lo que quería, tenía miedo de ser y me sentía culpable por pedir o hacer lo que quería.

Con los años esto me llevó a entrar a mis relaciones de una manera disfuncional, era huidiza, me mimetizaba, me refugiaba en mi hogar y a pocos abría las puertas a la que era, elegía ser tomada en cuenta como víctima, siempre habían culpables y aunque auténticamente hay personas que abusan, controlan y son nefastas, no sabía como poner límites y defenderme, lo que me llevó a experimentar diferentes abusos, patrones que se repetían de manera inconsciente, que me lastimaban, hasta que no pude más, no le veía sentido a mi vida, estaba invadida de desánimo. Pero de la rabia, de ese sentido de injusticia que remueve, te empuja y te da motivo para pararte de frente a lo que sea es que inicié un proceso muy comprometido para hacer los cambios que necesitara para estar mejor. Así llegué a la psicoterapia para observarme y cuestionarme internamente a través de este tipo de guía y me ha permitido ser más consciente de que el pasado influye en lo que somos pero eso no nos define porque estamos en un morir y renacer como identidades.

Ha sido un proceso difícil y doloroso pero transformador, he logrado confiar en las personas, sentir que mi voz vale ser escuchada, poner límites, pedir lo necesito, me he permitido llorar las lágrimas que necesito liberar, he logrado reconocerme, atenderme, darme cuidados, paciencia, aceptación, de avanzar poco a poco y sobre todo relacionarme de una forma mas sana, porque en fondo siempre me sentí abandonada, que no pertenencía, y no es que sea un proceso mágico y soy una nueva persona pero lo importante ha sido integrar toda la que soy, aceptar y transformar mi narrativa hacia el aprendizaje. Por su puesto que también hay el otro lado de la moneda, hubieron experiencias felices que recuerdo y atesoro con nostalgia y por lo que me aferro a la esperanza. Ahora, como migrante esto lo he vivido con sus propias dificultades porque es una realidad distinta, pero esto lo puedo platicar en otro post. Ha sido un proceso lento, de aceptación, de cambios, altibajos, pero acá estamos viviendo nuestra vida con quienes y lo que amo.

Durante este proceso, he tenido el privilegio de ayudarme de la terapia psicoanalítica, de esta curiosidad ávida por aprender, del feminismo, del ejercicio físico, la lectura, la pintura, de transformar esas ideas de carencia en potencialidades y procurando construir relaciones con personas que me aceptan como soy, me escuchan y dan un lugar en su vida, también aceptando que hay aspectos sobre los que no se tienen control y que hay que dejar ir y respetando mis valores, ahí la llevamos. No tengo la certeza de que haya tomado buenas decisiones, pero tampoco tengo duda de que es lo que he querido, sin arrepentimientos y apegada a mis principios. De la complejidad que somos quiero elegir, cuando se puede y se es consciente, la apertura.

Me siento muy agradecida por lo que he logrado hasta ahora, por lo que aún hay que trabajar y por las personas que me han acompañado y han dado luz en este camino, pero sobre todo emocionada de tener oportunidad de hacer lo que deseo.